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06 enero 2009

Por qué Puerto Madero es más seguro

La Nación, Lunes 29 de diciembre de 2008


Por qué Puerto Madero es más seguro


Hay un agente cada diez vecinos y muchos prefectos se hacen pasar por ejecutivos o turistas; abundan las cámaras de seguridad

En Puerto Madero hay un prefecto cada diez residentes del barrio; en el resto de la ciudad la proporción es de un policía cada 214 vecinos
Mientras en muchos barrios de la ciudad de Buenos Aires la inseguridad es moneda corriente, Puerto Madero parece un oasis.
La cantidad de vehículos robados es cero; el porcentaje de detenciones en el último año aumentó 30% con respecto al año pasado, y no se registran asaltos violentos. Sólo hay "descuidistas profesionales", aquellos que, sin armas, roban las pertenencias de los distraídos y, curiosamente, en el 99 por ciento de los casos son extranjeros provenientes de países como Colombia, Chile y Venezuela.
Estas afirmaciones se desprenden de la tarea diaria que desarrolla la Prefectura Naval Argentina, responsable de la seguridad de la zona. La gran cantidad de personal, un grupo especial de prefectos vestidos de civil y un coordinado sistema de cámaras son los componentes de lo que parece ser, a primera vista, la fórmula que hace que Puerto Madero sea hoy el lugar más seguro de la Capital.
¿Cuál es la receta? Puerto Madero tiene características que no comparte con otras zonas de la ciudad: la proporción de agentes de seguridad, en este caso prefectos, es mayor que en el resto de la Capital, y se asemeja a un barrio cerrado, pues cuenta con entradas y salidas definidas y custodiadas.
Según fuentes de Prefectura, en Puerto Madero hay un prefecto cada 10 personas. En el resto de la ciudad de Buenos Aires hay unos 14.000 policías para garantizar la seguridad de 3 millones de porteños, es decir, un agente cada 214 personas.
Otra particularidad del barrio es que por día es transitado por unos 45.000 turistas con alta capacidad adquisitiva, por lo que la zona es la meca de los carteristas profesionales, que ante la gran cantidad de cámaras y prefectos prefieren el bajo perfil y la ausencia de armas de fuego a la hora de delinquir.
"El mapa del delito en esta zona se concentra en los comercios gastronómicos, y sus protagonistas son personas que aprovechan los descuidos de los turistas, por lo que no usan armas de fuego", dijo a LA NACION el prefecto principal Raúl Groh, jefe del Servicio de Seguridad de Puerto Madero.
Así, hasta el momento no se han registrado asaltos violentos, y los arrebatos en la vía pública son pocos debido a la alta presencia de la Prefectura.
Extranjeros y profesionales
"Es notable que sólo el 1% de los delitos sea cometido por argentinos. Los autores en su mayoría son colombianos, chilenos y venezolanos que viajan por el mundo viviendo de esto", explicó Groh.
Según el prefecto, quienes se aprovechan de los descuidos de turistas son profesionales cuya actividad es casi imperceptible. Además, prefieren frecuentar los lobbies de los hoteles y los más de 80 restaurantes de la zona.
"Aprovechan su acento, diferente del nuestro, para hacerse pasar por turistas. Suelen entrar en los locales con mucha más gente y tienen un bolso o un saco en el brazo, para luego ocultar lo que roban", dijo Groh.
Según Jorge Luis Pazos, gerente del restaurante Sorrento Madero, la cantidad de delitos es mínima. "Suele haber robos de carteras o billeteras. A veces, a través de las cámaras, detectamos a un descuidista y le pasamos el dato a Prefectura para que lo sigan ellos, porque no tenemos cámaras en la vía pública. Entre nuestro personal y los prefectos nos sentimos seguros", dijo a LA NACION Pazos.
En el barrio residen unas 10.000 personas, que pertenecen al segmento ABC1. Considerando que Puerto Madero está en pleno crecimiento, la población será aún mayor, por lo que el desafío de este esquema de seguridad se incrementará.
De civil
Unos 1000 hombres de Prefectura están desplegados en las 170 hectáreas de Puerto Madero y cuentan con unos 28 vehículos de seguridad, entre autos, motos y camionetas.
"Por manzana hay uno o dos efectivos, a los que se suman los vestidos de civil que se hacen pasar por residentes o turistas", dijo Groh.
El cuerpo de Prefectura de civil que vigila la zona está dividido en tres categorías, según detalló Groh:
La llamada "Vip": los agentes están vestidos de manera formal, con traje y corbata. Se los puede ver como gerentes o empleados de alguna empresa de la zona.
La "Medio Vip" o "Conferencistas": se visten un poco menos formales que los primeros. "Son los típicos personajes que estuvieron todo el día en una conferencia y se pasean con una laptop al hombro y la corbata desanudada", detalló Groh.
"Los de calle": se visten de manera informal. Pueden hacerse pasar por turistas, estar paseando por alguna de las plazas de la zona o estar tomando un mate en uno de los bancos de los docks.
Tecnología, clave
La tecnología es un componente importante en este esquema de seguridad. Todos los agentes están intercomunicados por celulares o radiollamadas y hay 23 cámaras de seguridad distribuidas en todo el barrio.
"El recurso humano y la tecnología permitieron que se aumentara la cantidad de detenciones 30 por ciento con respecto al año pasado", detalló Groh, quien no informó sobre el total de hechos delictivos, pero afirmó que "son cada vez menos".
Por otra parte, la cantidad de robos de vehículos en la zona de Puerto Madero es casi nula y los registrados suelen ser cometidos por los propios dueños.
"Lo hacen para cobrar el seguro, pero con tantas cámaras en la vía pública los descubrimos siempre. Una vez un hombre mandó a su cuñado a robarle el auto... hicimos averiguaciones, le dijimos al dueño si reconocía al ladrón y no le quedó otra que decir que sí... ", afirmó Groh.

Vea la nota completa en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1085055&high=qu%E9%20Puerto%20Madero%20seguro

01 enero 2009

Crucero en Bs. As.

La terminal de cruceros de Buenos Aires por estos días está en plena actividad, con viajeros que inician salidas y como escala de lujo para los extranjeros. Alrededor de 50.000 argentinos se embarcarán con destino a las playas de Brasil durante el verano, según datos de las compañías navieras, un crecimiento asombroso en relación con el año último, que fue de menos de 30.000.

La comodidad de embarcar prácticamente en la puerta de casa sin aeropuertos y viajes mediante, la posibilidad de vacaciones con todo incluido y las propuestas pensadas para el gusto local -que logran que uno no se sienta como sapo de otro pozo entre tantos idiomas y costumbres extranjeras- impulsaron un crecimiento impensado. Además de los cruceros familiares que van y vienen a Brasil, la terminal Benito Quinquela Martín también aumentó su actividad con barcos con itinerarios hacia el Sur, con muchos argentinos, pero sobre todo con extranjeros de todas las latitudes que quieren deslumbrarse con los paisajes de la Patagonia y la Antártida.

Las llegadas se duplicaron en cuatro años. En la temporada 2004/5 llegaron 54 embarcaciones y para 2008/9 se confirmaron 124 arribos, según datos del puerto de Buenos Aires. Este verano, MSC Cruceros trae a Buenos Aires el MSC Armonía, con capacidad para 1566 pasajeros, que entre diciembre y marzo realizará 13 cruceros de 8 y 9 noches a Brasil, cuatro de ellos temáticos y dos minicruceros de 3 noches a Punta del Este. También, por primera vez se podrá llegar en barco hasta el Nordeste, a bordo del Sinfonía, en dos viajes de 13 y 14 noches. El Armonía realizará los habituales circuitos con principio y fin en Buenos Aires, aunque este año con nuevos destinos.

Esta temporada, Costa Cruceros ofrece dos alternativas de salidas desde el puerto de Buenos Aires hasta las playas de Brasil. El Costa Romántica, un barco con capacidad para 1700 pasajeros, realizará itinerarios del 22 de diciembre al 18 de marzo desde el puerto de Buenos Aires. La propuesta son salidas de 8 y 9 noches a las playas de Brasil. El Radiance of the Seas, de Royal Caribbean, desde Buenos Aires hará una ruta de 13 días hasta Brasil.

Los gigantes Una de las particularidades es que cada vez llegan barcos más nuevos y grandes. Hace unos años, las navieras destinaban a América del Sur las embarcaciones más chicas y antiguas de la flota, pero desde hace unas temporadas se eligen incluso cruceros de última generación, con muy pocas millas. A las instalaciones habituales, como piletas, spa, gimnasio, teatro, casino, bares y restaurantes, las naves más grandes suman canchas para practicar voleibol, básquet, paseo de compras, simulador de golf, palestras para escalar, pista de patinaje sobre hielo y más. Este año justamente entrarán en el puerto los barcos más grandes de la historia, como el Mariner of the Seas, de 138.000 toneladas, y otros cuatro gigantes que pasearán su porte por el Río de la Plata.

Mariner of the Seas
Con 138.000 toneladas y 311 metros de eslora, por primera vez llega este megabarco de Royal Caribbean. Recalará en el puerto el 23 de enero, con destino a Valparaíso, para finalizar su recorrido en Los Angeles. Realizará un viaje de Florida a California por el sur del continente, porque por su calado no pasa por el Canal de Panamá. Es el barco más grande de la historia que entrará en el puerto porteño, con capacidad para 3114 pasajeros.

Star Princess
Por segundo año consecutivo, el Star Princess, de Princess Cruises, paseará sus 109.000 toneladas por la terminal porteña, con varias salidas entre enero y febrero hacia la Patagonia, los fiordos chilenos y hasta la Antártida. Tiene capacidad para 2600 pasajeros, 710 cabinas con balcón y un exclusivo sistema donde los pasajeros eligen mesa a la hora de las comidas.

Infinity
De Celebrity Cruises, este lujoso barco de 91.000 toneladas y 294 metros de largo ofrece salidas de 14 noches durante enero y febrero hacia el Sur, con destino final en Valparaíso. Tiene capacidad para 1950 pasajeros.

Radiance of the Seas
Otro enorme barco de Royal Caribbean, de 90.000 toneladas, que llega a Buenos Aires para ofrecer itinerarios de 13 y 14 noches por la Patagonia y una salida hacia el nordeste de Brasil. Tiene 292 metros de eslora y capacidad para 2100 pasajeros.

Carnival Splendor
El 17 de febrero, por primera vez un barco de Carnival anclará en la terminal porteña. Inaugurado el mes último, el barco más nuevo de la naviera, de 113.000 toneladas, 290 metros de largo y capacidad para 3006 pasajeros hará una única visita en un gran viaje de posicionamiento, igual que el Mariner, hacia la costa pacífica.

Descubren un galeón del siglo XVIII en Puerto Madero

Durante la excavación para la construcción de un edificio privado, en Rosario Vera Peñaloza entre el 400 y el 500 (la continuación de Av. Independencia), Puerto Madero, descubrieron restos de un galeón español del siglo XVIII hundido en aguas del Río de la Plata.
El hallazgo “accidental" fue realizado por un grupo de operarios. Se tendrá máximo cuidado a la hora de sacar la embarcación para llevarla a un museo.
En principio fueron descubiertos cinco cañones y dos tinajas que contenían aceite de oliva, luego salieron a la luz otros objetos como trozos de cuero, ramas, otros recipientes, la quilla del barco (de unos 3 o 4 metros de diámetro), vasijas enteras, piedra de lastre y un encordado en perfecto estado.

Este hallazgo permite consolidar algunas hipótesis respecto de cómo era la desembocadura del Riachuelo antes de 1800.
Las excavaciones que dieron lugar al descubrimiento arqueológico fueron realizadas por la empresa Zencity en la zona del dique 1, según informó la Corporación Antiguo Puerto Madero a través de un comunicado de prensa.

La corporación señaló destacó que los restos de la embarcación "pudieron ser encontrados porque la obra se ajusta a un programa de identificación de bienes patrimoniales que pauta rutinas de cateo durante la realización de los trabajos de excavación".

Arquitectos que participan de las tareas de excavación aseguraron que se trata "del descubrimiento arqueológico más importante hallado en Buenos Aires, ya que es la primera vez que se encuentra un barco antiguo con muchos elementos en su interior".
Juan José Cresto, ex titular del Museo Histórico Nacional, estimó que "se trataría de un galeón de guerra".

El arqueólogo Marcelo Weissel, de la Comisión para la Preservación y Patrimonio Histórico Cultural de Buenos Aires, consideró que la nave se habría hundido antes de 1750. "La zona costera del Río de la Plata es muy rica arqueológicamente", dijo. "Están trabajando Patrimonio de la Ciudad y el ministerio de Desarrollo Urbano”. "El área quedará protegida para que los arqueólogos trabajen con sumo cuidado y con tranquilidad".

En gran parte de Puerto Madero sólo se realizó un relleno artificial de dos metros de altura, debajo del cual se encuentran capas de arena y tierra de lo que eran las antiguas costas del río. Allí fue hallada la nave española, sellada por las distintas capas de tierra y arena que ayudaron a su conservación.

Según el Jefe de Gobierno, Mauricio Macri, “hoy no existiría este hallazgo si en este año de trabajo no se hubiera producido una toma de conciencia del valor del patrimonio histórico. Ese trabajo tuvo un premio inesperado, que es esta maravilla”. “Es un premio a la conciencia del cuidado histórico y de la que tienen que tomar en cuenta también los que construyen”, y agregó que los objetos hallados “pertenecen a los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires”.

30 diciembre 2008

Un chalet normando frente al Obelisco

Un chalet normando frente al Obelisco.

Está situado sobre una mole de diez pisos, en Sarmiento 1113, con vista al Obelisco
Lo edificó en 1927 un hombre que soñaba con tener una casita en el cielo
Desde sus ventanas vio cómo, en 1936, se levantó el Obelisco

Hoy, ya nadie vivé allí, pero funcionan oficinas. Casi escondido bajo carteles publicitarios, son pocos los ángulos desde los que se lo ve.
Don Rafael Díaz nunca imaginó que su esfuerzo iba a traducirse en un sueño realizado. Terminaba el siglo XIX. El tenía 15 años, era vendedor en una mercería de la calle Chacabuco y a la noche dormía sobre el mostrador del negocio. Su empleador, ante el empeño de Díaz, le auguró: "Usted va a ir al Paraíso, Rafael, usted tiene un chalecito reservado en el cielo".

La idea de tener una casita en el cielo obsesionó a don Rafael. Y no quiso esperar hasta la otra vida. Un día él iba a tener un edificio de diez pisos -en el que sólo se vendieran muebles-, coronado por un chalet normando como uno que había visto en Mar del Plata.

En 1927 terminó de construir su sueño. Inauguró Muebles Díaz, que se convirtió en una de las grandes tiendas de Buenos Aires. Todo el mundo la conocía como la mueblería del chalecito. Mónica Abal de Schiavon, su bisnieta, cuenta que el hombre decidió hacerse una sucursal de la casa.

Vivía en Banfield. No podía volver a almorzar: entonces, creó allí un segundo hogar. Comía en la primera planta. Hacía una siestita, ni muy corta ni muy larga, y volvía a trabajar.

Su chalet no sólo rascaba la panza al cielo. En días claros, permitía ver la costa del Uruguay. Le gustaba mirar la ciudad. Desde esas ventanas, el señor Díaz vio, bloque por bloque, cómo levantaron el Obelisco en 1936. También fue testigo de la apertura de la 9 de Julio. Nada de eso estaba cuando él llegó.

De hecho, el señor Díaz sabía que la publicidad era la clave del negocio. Pero no quería pagar por ella. Y supuso que el chalecito era la mejor publicidad. Pero cuando él edificó, la calle era muy angosta y no había ángulo desde el cual divisar la casita. Tuvo suerte. O ayuda desde lo alto. Porque pronto se abrió la 9 de Julio. Y el chalecito pasó a ser parte de la típica postal de Buenos Aires, una ciudad en la que todavía corrían los tranvías.

Hoy, para llegar al chalet hay que subir por ascensor. En la planta baja funciona la administración del edificio, y en el primer piso, oficinas con alfombra gris y muebles modernos. El techo es de teja francesa. El comedor conserva el bow window con vitrales. Sobrevivieron las baldosas con arabescos del baño.

Al último piso se llega por una escalerita de caracol. Está vacío. Pero mantiene la esencia de la casa. Los ventanales enmarcan una vista única. Es posible estar bajo el techo a dos aguas de un altillo y mirar cara a cara, la punta del Obelisco.

En la terraza se mantiene una decena de maceteros repletos de flores, una pincelada de cómo se vería cuando don Rafael la convirtió en un jardín donde se exponían muebles de exterior.

Cuentan los nietos que en los años 40 y 50 el negocio fue una de las mayores mueblerías de América latina. La decadencia llegó cuando las grandes tiendas por departamento dejaron de ser iconos de Buenos Aires.

Don Rafael falleció en 1968. El negocio quedó en manos de sus hijos y, hacia fines de los años 70, los pisos se alquilaron para otros usos. Y con el auge de los carteles lumínicos, el pequeño gran chalet, el símbolo del sueño del señor Díaz, quedó tapado.

Por años estuvo abandonado. Y oculto. Fue sede de una agencia de modelos y el laboratorio de un fotógrafo.

Y así fue como los porteños terminaron desconociendo la historia de aquella casita. Cada tanto, alguno se sorprende: ¿quién habrá sido el loco que se hizo semejante chalet en la punta de un edificio y asomándose a la 9 de Julio?

Radio Díaz.
Rafael Díaz compró una antena de radio y lanzó la frecuencia Broad Casting Muebles Díaz, que, desde el chalet, mechaba promociones de la casa con temas musicales. Cuando la radiodifusión se reguló en el país, Díaz no estuvo dispuesto a pagar un peso por su radio. Y cedió su antena a una emisora en ciernes: resultaron ser las primeras transmisiones de Radio Rivadavia.

El departamento más caro de la ciudad de Buenos Aires ya está a la venta.

UNA DE LAS MEJORES VISTAS DE LA CIUDAD, EN VENTA
u$s 6.000.000

Un magnate británico pide esa cifra -todo un récord- por el piso 14° del mítico Kavanagh, frente a la Plaza San Martín. El departamento, de 726 mts. cuadrados, perteneció a la dueña del primer rascacielos de Buenos Aires.

Detrás del imponente edificio Kavanagh hay una historia de amor y venganza.
A principios de la década del 30 del siglo pasado, Corina Kavanagh, una joven estanciera descendiente de irlandeses, perdió al amor de su vida, uno de los hijos de Mercedes Castellanos de Anchorena, porque la familia del joven se oponía a esa relación. Y decidió vengarse construyendo el primer rascacielos de Buenos Aires. Corina pidió que la construcción tuviera la altura necesaria para que tapara por completo la vista de la Basílica del Santísimo Sacramento, propiedad de los Anchorena. Y lo logró: en 1936 ella pudo disfrutar de su venganza, y la Ciudad de un edificio que parecía acariciar el cielo. Ahora el Kavanagh vuelve a ser noticia: el lujoso piso 14°, que Corina se guardó para sí misma, está en venta. Por sus 475 m2 cubiertos y sus tres terrazas (que suman 726 m2 en total) piden 5,9 millones de dólares. Todo un récord para un inmueble de la Ciudad.

"Se trata de un piso de cinco dormitorios, todos en suite y de 50 m2 cada uno; tres terrazas de 251 m2, vista en 360° y detalles únicos: cada uno de los cinco baños, por ejemplo, tiene un marmol traído de un continente diferente", explicaron en LJ Ramos, la inmobiliaria que tiene a cargo la operación.

Construido en hormigón armando, todo un lujo para su época, el Kavanagh no sólo hizo historia por su altura: fue, además, el primer edificio del mundo con aire acondicionado central. Estuvo en manos de Corina Kavanagh hasta 1946, cuando la flamante ley de propiedad horizontal la obligó a vender los pisos en alquiler. En un principio la mujer se reservó el piso 14°, pero dos años después se lo vendió a la familia Roberts. El actual dueño del inmueble es el magnate británico Lord Alain Levenfiche, quien se lo compró a los Roberts por menos de 3 millones de dólares. Su puesta en valor, llevada a cabo en los últimos años, demandó otro millón de dólares, y abarcó tanto el exterior como el interior, donde se reformuló toda la distribución interior, se renovaron aberturas, y se instaló un sistema centralizado de sonido y audio. Ahora, Lord Levenfiche espera vender su piso por casi 6 millones de dólares, es decir, casi 8.200 dólares por cada metro cuadrado.

http://www.larazon.com.ar/notas/2008/12/30/01831021.html